martes, marzo 25, 2025
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«NUESTROS HIJOS NO NECESITAN PADRES AMIGOS, DEBEMOS ACTUAR CON LAS RESPONSABILIDAD DE SER PADRES»

“Los adultos hemos quedado en una situación muy difícil, porque hace muchos años que nadie quiere ser adulto”

La reconocida psicopedagoga y psicóloga Nancy Caballero planteó un panorama sobre la relación padres-hijos en estos tiempos y sus formas de vincularse.

La profesional hizo un recorrido histórico de ese escenario, cómo evolucionó todo en la actualidad y cuáles serían las recomendaciones para tener una buena relación.

Los cambios del último tiempo

“Desde el siglo XX en adelante se fue instalando toda una etapa de adolescencia, que antes no existía, no porque no existiera literalmente, sino porque como la mayoría de los chicos terminaban la escuela primaria y ya se ponían a trabajar, ya se tomaban, digamos, responsabilidades de adultos, y más adelante las chicas cuando cumplían 15 y los jóvenes cuando cumplían 18 pasaban rápidamente a ser adultos, entonces no se notaba tanto”

“En el fin del siglo XX ya se instaló todo lo que es la pre pubertad, la pubertad de la adolescencia, chicos que quieren tomar distancia de los padres para formar sus propios valores, sus propias miradas, etc. Esto es muy positivo porque esa personita si no siempre va a estar dependiendo del papá o la mamá o de lo que el papá o la mamá diga”

“El problema de ahora es de la sociedad, que ha generado un nuevo término que se llama edadismo, es decir, esa persona, porque es un poco mayor, ya es descalificada en muchos sentidos. Entonces a la problemática propia de los chicos y de los adolescentes se le ha sumado la descalificación. Todo adolescente descalifica a su papá o a su mamá”

“Se juntan dos cosas, la realidad propia de la juventud y el desprecio no solamente del chico, sino de la sociedad por lo que el adulto dice. Los adultos hemos quedado en una situación muy difícil, porque hace muchos años que nadie quiere ser adulto. Este es como el diagnóstico, ahora la solución, no la tenemos”

¿Cómo me comunico con mi hijo?

“Primero que nada acordándome que yo sigo siendo el papá o la mamá, y esto no es impositivo, no es porque yo lo digo, no es porque es así,, porque obviamente esas eran respuestas aceptadas por un hijo en el siglo XX, no lo es en el siglo XXI, pero sí hay límites”

“En la vida en general, hay dos formas de vincularse, en forma simétrica o en forma complementaria. Simétrica es solamente con hermanos, amigos, compañeros, pareja. O sea, somos simétricos. Podemos hacer cada uno lo que le parezca y vos, si sos mi compañero, sos mi pareja o sos mi amigo, no tenés por qué explicarme qué tengo que hacer o qué no hacer, puedes darme tu opinión, pero nada más. En cambio, complementario es de docente a alumno, de padre a hijo, de jefe a empleado, ¿por qué? Porque esa complementariedad no te la da el rol, te la da la obligación de hacerse cargo que no siempre vamos a ser simpáticos a los ojos de nuestros hijos, pero que nuestros hijos lo necesitan”

Amigo de mis hijos, ¿sí o no?

“Entonces, ser amigo de mi hijo no, mi hijo tiene muchos amigos, no necesita una amiga más, necesita una mamá, pero esa mamá puede ser compinche, puede salir, puede acompañar, puede charlar, puede reírse con su hijo todo el tiempo y eso no implica de ninguna manera que deje esa complementariedad. Yo soy la mamá, yo voy a escuchar todas tus razones, pero cuando te digo ‘tenés que ir a la escuela’, tenés que ir a la escuela”

“Cuando yo me pongo en simetría con mi hijo, es decir, somos amigos, después cuando quiero volver a ponerme en complementariedad, mi hijo no lo acepta con toda lógica, porque es como si tu jefe se pusiera en amigote tuyo y saliera los fines de semana con vos y el lunes te dice, ‘no, pará, tenés que llegar a horario porque hay que hacer el trabajo’ y estuvo en un boliche con vos hasta las 4 de la mañana. Vos, lógicamente, no vas a respetar esa orden como si la respetaras en un jefe”

“Entonces, esta relación padres-hijos se ha vuelto muy compleja, ¿por qué? Primero que nada porque los padres y los hijos, con este ritmo de vida que llevamos, tienen muy poco tiempo de compartir, de tiempo lúdico, de tiempo de charlas, de tiempo de por qué trabajamos, por qué corremos, por qué los chicos pasan a veces de la guardería de la casa de los abuelos Entonces el trabajo de un papá hoy, mucho más que poner normas, que las pone y las debe poner, es poder llegar a vincularse con sus hijos”

¿Cómo hacemos para lograr el vínculo correcto”

“Es muy difícil, pero démosle más importancia al vínculo que he contenido. Es decir, si yo puedo trasladar a mi hijo en el auto y mientras vamos en el auto, en lugar de hacerlo en un interrogatorio, lo escucho, después yo voy a tener una autoridad muy grande para decirle, ‘¿sabes qué? No, con esos chicos no salís por lo que hablamos los otros días, son chicos que, supón, te manejan bajo el efecto del alcohol. O esos chicos no, en realidad yo preferiría que te vengas con otros porque esos chicos tienden a pelearse y yo no quiero que quedes involucrado’. No te va a agradecer eso tu hijo, se va a enojar porque vos se lo digas. Pero le estás dando una orden, le estás explicando por qué, pero la orden sigue en pie”

“Entonces, ese vínculo y ese acercamiento, que a veces no es desde la norma solamente, sino también hasta desde lo afectivo, el tocarles la cabecita, el abrazarlo aunque no quieran, el darle la bendición de la noche para que se vayan a dormir, es lo que teje vínculos. Entonces lo que hay que tejer es un vínculo y lo que hay que tener es una coherencia. Si pongo normas absurdas, el chico va a tratar de no cumplirlas. Si pongo normas lógicas, se va a enojar, se va a rebelar, pero va a tener que cumplirlas”

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“Los adultos hemos quedado en una situación muy difícil, porque hace muchos años que nadie quiere ser adulto”

La reconocida psicopedagoga y psicóloga Nancy Caballero planteó un panorama sobre la relación padres-hijos en estos tiempos y sus formas de vincularse.

La profesional hizo un recorrido histórico de ese escenario, cómo evolucionó todo en la actualidad y cuáles serían las recomendaciones para tener una buena relación.

Los cambios del último tiempo

“Desde el siglo XX en adelante se fue instalando toda una etapa de adolescencia, que antes no existía, no porque no existiera literalmente, sino porque como la mayoría de los chicos terminaban la escuela primaria y ya se ponían a trabajar, ya se tomaban, digamos, responsabilidades de adultos, y más adelante las chicas cuando cumplían 15 y los jóvenes cuando cumplían 18 pasaban rápidamente a ser adultos, entonces no se notaba tanto”

“En el fin del siglo XX ya se instaló todo lo que es la pre pubertad, la pubertad de la adolescencia, chicos que quieren tomar distancia de los padres para formar sus propios valores, sus propias miradas, etc. Esto es muy positivo porque esa personita si no siempre va a estar dependiendo del papá o la mamá o de lo que el papá o la mamá diga”

“El problema de ahora es de la sociedad, que ha generado un nuevo término que se llama edadismo, es decir, esa persona, porque es un poco mayor, ya es descalificada en muchos sentidos. Entonces a la problemática propia de los chicos y de los adolescentes se le ha sumado la descalificación. Todo adolescente descalifica a su papá o a su mamá”

“Se juntan dos cosas, la realidad propia de la juventud y el desprecio no solamente del chico, sino de la sociedad por lo que el adulto dice. Los adultos hemos quedado en una situación muy difícil, porque hace muchos años que nadie quiere ser adulto. Este es como el diagnóstico, ahora la solución, no la tenemos”

¿Cómo me comunico con mi hijo?

“Primero que nada acordándome que yo sigo siendo el papá o la mamá, y esto no es impositivo, no es porque yo lo digo, no es porque es así,, porque obviamente esas eran respuestas aceptadas por un hijo en el siglo XX, no lo es en el siglo XXI, pero sí hay límites”

“En la vida en general, hay dos formas de vincularse, en forma simétrica o en forma complementaria. Simétrica es solamente con hermanos, amigos, compañeros, pareja. O sea, somos simétricos. Podemos hacer cada uno lo que le parezca y vos, si sos mi compañero, sos mi pareja o sos mi amigo, no tenés por qué explicarme qué tengo que hacer o qué no hacer, puedes darme tu opinión, pero nada más. En cambio, complementario es de docente a alumno, de padre a hijo, de jefe a empleado, ¿por qué? Porque esa complementariedad no te la da el rol, te la da la obligación de hacerse cargo que no siempre vamos a ser simpáticos a los ojos de nuestros hijos, pero que nuestros hijos lo necesitan”

Amigo de mis hijos, ¿sí o no?

“Entonces, ser amigo de mi hijo no, mi hijo tiene muchos amigos, no necesita una amiga más, necesita una mamá, pero esa mamá puede ser compinche, puede salir, puede acompañar, puede charlar, puede reírse con su hijo todo el tiempo y eso no implica de ninguna manera que deje esa complementariedad. Yo soy la mamá, yo voy a escuchar todas tus razones, pero cuando te digo ‘tenés que ir a la escuela’, tenés que ir a la escuela”

“Cuando yo me pongo en simetría con mi hijo, es decir, somos amigos, después cuando quiero volver a ponerme en complementariedad, mi hijo no lo acepta con toda lógica, porque es como si tu jefe se pusiera en amigote tuyo y saliera los fines de semana con vos y el lunes te dice, ‘no, pará, tenés que llegar a horario porque hay que hacer el trabajo’ y estuvo en un boliche con vos hasta las 4 de la mañana. Vos, lógicamente, no vas a respetar esa orden como si la respetaras en un jefe”

“Entonces, esta relación padres-hijos se ha vuelto muy compleja, ¿por qué? Primero que nada porque los padres y los hijos, con este ritmo de vida que llevamos, tienen muy poco tiempo de compartir, de tiempo lúdico, de tiempo de charlas, de tiempo de por qué trabajamos, por qué corremos, por qué los chicos pasan a veces de la guardería de la casa de los abuelos Entonces el trabajo de un papá hoy, mucho más que poner normas, que las pone y las debe poner, es poder llegar a vincularse con sus hijos”

¿Cómo hacemos para lograr el vínculo correcto”

“Es muy difícil, pero démosle más importancia al vínculo que he contenido. Es decir, si yo puedo trasladar a mi hijo en el auto y mientras vamos en el auto, en lugar de hacerlo en un interrogatorio, lo escucho, después yo voy a tener una autoridad muy grande para decirle, ‘¿sabes qué? No, con esos chicos no salís por lo que hablamos los otros días, son chicos que, supón, te manejan bajo el efecto del alcohol. O esos chicos no, en realidad yo preferiría que te vengas con otros porque esos chicos tienden a pelearse y yo no quiero que quedes involucrado’. No te va a agradecer eso tu hijo, se va a enojar porque vos se lo digas. Pero le estás dando una orden, le estás explicando por qué, pero la orden sigue en pie”

“Entonces, ese vínculo y ese acercamiento, que a veces no es desde la norma solamente, sino también hasta desde lo afectivo, el tocarles la cabecita, el abrazarlo aunque no quieran, el darle la bendición de la noche para que se vayan a dormir, es lo que teje vínculos. Entonces lo que hay que tejer es un vínculo y lo que hay que tener es una coherencia. Si pongo normas absurdas, el chico va a tratar de no cumplirlas. Si pongo normas lógicas, se va a enojar, se va a rebelar, pero va a tener que cumplirlas”

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