Cuando la inconsciencia de algunos vale más que su propia vida, pone en riesgo a todos y este es un mensaje que muchos parecen no entender.
Pese a las recomendaciones de aislamiento social por la Emergencia Sanitaria debido a la pandemia por Covid-19 (Coronavirus), nuevamente las postales en las entidades bancarias de la zona Este, llenan de preocupación a quienes sí cumplen con las medidas de restricción, pero indignados plantean esta situación que no es la primera vez que se da. Cientos de personas hacinadas en la entrada de un banco esperando por ser atendidos.
Sin respetar la distancia social, sin usar barbijos o mal usarlos y con la prepotencia de que “se la saben todas” están poniendo en riesgo a toda la comunidad. Puede sonar duro, pero es que sinceramente no se entiende cómo una persona puede sabiendo lo que está pasando mundialmente con este virus, no respetar las medidas impuestas por el Gobierno para evitar la propagación del mismo.
A nuestro medio llegó el reclamo de quienes presenciaron estos actos y nos decían: “La Policía estaba tratando de concientizar a los que estaban haciendo fila de que debían tomar distancia y usar el barbijo. Además de que debían asistir sólo quienes tenían turno, pero muchos hacían caso omiso y encima trataban mal al personal policial”.
“Vimos muchos adultos mayores andando como si nada pasara y no estuvieran en riesgo. Nosotros estamos para controlar que se cumpla el distanciamiento, pero no tenemos por qué decirle a la gente lo que ya sabe, que deben respetar las restricciones y cómo deben comportarse frente a esta situación. Encima recibimos un mal trato, hay personas que evidentemente no entienden la gravedad de lo que está pasando”, expresó por su parte un agente policial.
Muchos señalan que deben realizar trámites urgentes, pero lo cierto es que sin un turno previo, han ido a la entidad bancaria sólo a poner en riesgo su vida, la de su familia y la de la sociedad en sí. Es hora de que se tome en serio la cuarentena porque la vida de muchos está en juego.
Por redacción.
