sábado, abril 26, 2025
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Se duplicó la cantidad de adultos mayores que no tienen casa propia

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Un informe de la Fundación Tejido Urbano dio cuenta de un dato que refleja una situación compleja cada vez más habitual: casi 400.000 adultos mayores son inquilinos en la República Argentina.

Fernando Álvarez, que es el director de la entidad, dialogó con este medio y explicó más detalles sobre los resultados del informe: “La Argentina tiene un problema estructural de vivienda de hace muchos años. Cada dato que va publicando el INDEC, la Encuesta Permanente de Hogares, muestra un déficit aún mayor. Hicimos un estudio respecto a los adultos mayores y cuántos eran propietarios. La verdad que a finales del siglo XX casi no había adultos mayores inquilinos en la Argentina. Uno llegaba al final de su vida activa con una vivienda, le costaba, tenía problemas, pero llegaba de alguna manera a tener su propia vivienda”

“Esto dejó de ser así. Ya en el 2004 se ven unos indicadores que el 5% de los adultos mayores, unos 160.000 adultos mayores, no llegaban a la vivienda. Y el último dato, del 2024, muestra que se duplicó, son casi 400.000 adultos mayores, y es el 7,5% del total de los adultos mayores”, detalló el entrevistado.

Álvarez dio a conocer también los motivos que llevaron a este aumento en los alquileres por parte de adultos mayores: “En la Argentina desapareció el crédito hipotecario y después tenés que este grupo, cuando uno lo analiza desde el punto de vista de ingresos, es el más bajo. La mayoría de los 10 grupos socioeconómicos que conforma una sociedad están en el más pobre”

“Casi no hubo crédito en la Argentina en los últimos 20 años. Hubo un poquito en algún proceso, pero en términos generales la cantidad de crédito que se da en la Argentina es muy baja. Gente que trabajó, que alquiló, que parte de sus ingresos los gasta en alquiler y no tiene la capacidad de ahorro para poder comprar su propia vivienda”, destacó el integrante Tejido Urbano.

Álvarez cerró con un dato que explica al detalle esta situación cada vez más habitual y lo comparó con la cantidad de salarios que se necesitaban en la década del ´90 para poder comprar una casa: “Aproximadamente nueve años de salario promedio, un departamento de 50 metros cuadrados y el ingreso promedio de la ciudad. Y hoy, está en 26 años”

La solución puede estar en los países limítrofes

Álvarez comparó la misma situación con otros países de la región, en donde encontraron el camino para bajar estas cifras: “En la Argentina el Estado construye poco, caro y malo, es una realidad. Uruguay hizo vivienda promovida, promueve que el sector privado construya en zonas donde no construye por el mercado y hace que la clase media pueda tener una vivienda. En Chile hay crédito hipotecario y hay subsidio a la demanda. Con lo cual no es solamente el construir viviendas, sino generar el acceso a la vivienda, que son dos cuestiones que parecen igual, pero que no es lo mismo”

“Hay distintas políticas para distintos segmentos y la Argentina tuvo una sola política, que es hacer vivienda y regalarla. Eso obviamente que ni es sustentable ni permite la capacidad del Estado para poder generar la cantidad necesaria para solucionar la problemática”, subrayó el entrevistado.

Procrear y UBA, ¿una ayuda?

El encuestador dio también su visión sobre los distintos planes existentes para poder acceder a una vivienda. Sobre esto, Álvarez afirmó que “se hace muy difícil cuando solo el Estado pone la plata y nadie después paga las cuotas. Es muy difícil ese proceso. Después existen algunos procesos como el Procrear que fueron más genuinos desde el punto de vista del crédito, pero desde el punto de vista del impacto fueron unas 40.000 viviendas. O sea, es muy bajo respecto al déficit habitacional que tiene el país”

“Los créditos UBA es más discutible, porque cuando uno analiza los créditos UBA en la actualidad, el 98% está al día. Lo que pasó en la Argentina es que tanto los alquileres como créditos UBA, como todo lo que tiene que ver con la vivienda, era el 25% del ingreso que se pagaba. Hoy estás en el 40%. O sea, lo que hubo es un corrimiento del valor de las propiedades respecto a la inflación y al ingreso de una persona”, cerró el profesional.

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